La flota artesanal de los países que subscriben la presente propuesta corresponde a cerca del 80% del total de flota de cada uno, totalizando, en su conjunto, cerca de 24.000 buques y ocupando a unos 70.000 marineros y armadores. Se supone que hay tres personas en trabajos derivados de la pesca por cada pescador, lo que muestra el valor social, económico, político y ambiental de la pesca artesanal. En el contexto europeo, la pesca artesanal asume creciente importancia en virtud de la fuerte implantación a lo largo de toda la costa europea, de la gran diversidad de artes de pesca y especies capturadas, del elevado valor comercial de los productos de esta actividad, del elevado número de pescadores y agentes económicos involucrados, de la importancia socio-económica y cultural al nivel local, regional, nacional y/o europea y de la disminución de la importancia de los recursos pesqueros tradicionales explotados por la flota de pesca de altura. Cada vez es más frecuente que en algunas regiones la pesca sea, en el conjunto de las estructuras productivas, una de las componentes con mayor relevancia. No obstante, la importancia de la pesca artesanal está, además, poco reconocida a nivel nacional, así como a nivel de la Unión Europea. Esta situación deriva, en gran parte, del hecho de que la pesca artesanal tiene un peso directo muy pequeño en el Producto Interno Bruto de los diferentes países comunitarios, o que hace con que otras actividades económicas, como el turismo, se sobrepongan a la pesca artesanal. Por otro lado, el hecho de que los pescadores artesanales, de una forma general, se encuentren poco organizados y consecuentemente poco representados en organismos de gestión locales, regionales, nacionales y comunitarios, hace con que muchas veces sean ignorados en la toma de decisiones relativas a las medidas de gestión que regulan las pesquerías. Además, determinadas medidas de gestión pueden tener repercusiones graves tanto al nivel social como económico, no solo para los pescadores involucrados sino también para sus familias. Por otro lado, las pesquerías artesanales están fuertemente afectadas por el creciente aumento del precio del combustible, por problemas asociados a la comercialización y distribución de los productos de la pesca, originando una reducción muy significativa de la rentabilidad y provocando el aumento del esfuerzo pesquero sobre la generalidad de los recursos litorales y costeros. Sin embargo, la baja diversidad económica de las comunidades costeras altamente dependientes de la pesca, confiere a los caladeros atlánticos una gran importancia ya que el colapso biológico de cualquier caladero artesanal se extiende rápidamente en forma de crisis económica por la localidad y la región, afectando entre otros a los empleos inducidos por la pesca. Es en esto contexto que se desarrolla el proyecto PRESPO.